viernes, 5 de agosto de 2011

alimentacion de las abejas

Las abejas no son glotonas, comen para vivir y trabajar. Está claro que una de las más importantes ventajas de la colmena de cuadros, es permitir al apicultor apreciar con exactitud y certeza el contenido de los panales en las distintas fases de cada temporada de explotación; pero no hay que olvidar nunca, en ninguna de sus inspecciones, evaluar, mental y aproximadamente, la cantidad de miel y polen en ellos depositada. Teniendo esto en cuenta sus abejas no morirán jamás de hambre, causa que pasaba antes muy a menudo en las colmenas fijistas, y además no se desarrollan pobremente en primavera, como a algunas les ocurre, aun teniendo reina joven y fecundada.
NÉCTAR Y POLEN: Las abejas los únicos alimentos que reciben en sus distintas fases de la vida, excepto en los primeros días de larva recién salido del huevo, son el néctar y el polen.
En relación con el néctar, la miel contiene de un 50 a un 70 por ciento menos de agua. Cuando llega el momento de consumirla sus hábiles elaboradoras, para obtener de ella su rendimiento nutritivo y fácil digestión, necesitan reintegrarle el agua perdida, exactamente igual que hacemos los humanos con todos los alimentos conservados por desecación. 
De esto se deduce la necesidad para las abejas de proveerse de agua y el verles de continuo bebiendo en los arroyos o charcos cerca del colmenar. Si se piensa bien se comprenderá que tiene mucha importancia este detalle de poder encontrar fácilmente las abejas agua para el buen rendimiento de la colmena.
Antiguamente los colmeneros les daban una gran importancia a esta provisión de agua, y creían que eran los zánganos los encargados de acarrearla, hasta el punto de llamarlos en muchas comarcas los aguadores.
Esto es completamente incierto. Los zánganos no hacen si ese servicio a sus hermanas. Pero también creían los colmeneros que tan sólo en las épocas de calor, cuando viven los zánganos, tienen necesidad de agua las abajes para su nutrición.
El alimento de sostenimiento básico para las abejas es el néctar o miel.
Durante el invierno les rodea una atmósfera tibie y humedad suficiente a sostener el buen funcionamiento de sus glándulas salivares, y esta secreción les basta para diluir la poca miel consumida en su alimentación.
Pero llega el nuevo periodo de cría, y el consumo de la reserva de miel aumenta progresivamente y al mismo tiempo el de agua, que, de momento, encuentran fácilmente en las gotas de rocío; pero hay que tener muy en cuenta que nunca la almacenan, tan sólo la llevan en su buche, se la pasan lengua a lengua a alguna hermana, e inmediatamente la utilizan para repartir los correspondientes biberones a las larvas en cría

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